3.2 DEFINICIÓN DEL TEXTO
3.2.1. Definiciones tradicionales
Decimos que «texto" es un concepto nuevo,
pero, sin embargo, la palabra texto es muy
antigua (aparece, según el diccionario etimológico
de Corominas, en el siglo XIV en castellano), y figura en diccionarios
en términos lingüísticos anteriores a la lingüística textual. Pero ese concepto
de texto que allí encontramos se diferencia bastante del que hoy día se le da.
Veremos a continuación, algunas definiciones de carácter tradicional.
Lázaro Carreter, en su Diccionario de términos
filológicos, define el texto, siguiendo a
la glosemática, como:
«... todo
conjunto analizable de signos. Son textos, por tanto, un fragmento de una
conversación, una conversación entera un verso;
una novela, la lengua en su totalidad,
etc.» (P. 39l).
Para los
autores de1 Diccionario de Lingüística (Dubois et al.. 1973: 600), texto es:
1. «... el
conjunto de enunciados lingüísticos sometidos al análisis: el texto es, por
tanto, una muestra de comportamiento lingüístico
que puede ser escrito o hablado..."
2. L.
Hjelmslev toma la palabra texto en su sentido más amplio y designa con ella
un enunciado cualquiera, hablado o escrito, largo
o breve, antiguo o moderno. «Stop» es
un texto al igual que El Cantar del Mío Cid. Todo
material lingüístico estudiado forma
igualmente un texto... Constituye una clase
analizable en géneros, a su vez divisibles en
clases, y así sucesivamente hasta agotar las
posibilidades de división.
Por su
parte, en su Slovar'-spravocnik lingvisticeskih terminov D. E. Rozental' y M. A.
Telenkova definen el texto como:
«producto
del habla (enunciado) reproducido por escrito» (p. 483).
Encontramos,
por un lado, el significado más tradicional de «texto como cualquier
producto del habla», también el de «texto como
corpus» y, finalmente, el de «texto como producto escrito».
Evidentemente,
estas definiciones, no coincidentes plenamente unas con otras, no nos
sirven como definición del objeto «texto» de que
se ocupa la lingüística textual. No se puede limitar al texto carrito,
porque el hablado también se considera «texto»; tampoco es «corpus", porque
no es simplemente el lugar donde empezamos el estudio para obtener otras
unidades lingüísticas que nos puedan interesar más, sino que es el texto
mismo el centro de interés; realmente, tampoco es «cualquier producto
del habla», porque esto no nos permitiría distinguir el texto de la
palabra, la frase, el párrafo, etc. Es preciso, en consecuencia, buscar otras
definiciones.
3-2.2. Definiciones de texto en la lingüística textual
Si buscamos entre las definiciones de «texto»
realizadas dentro de la misma lingüística
textual, también encontraremos diferencias
considerables que, naturalmente, reflejan las existentes entre las
diversas tendencias de la disciplina.
En Petöfi, ed. 1979, se presentan numerosos
ensayos de definición del texto desde
perspectivas muy distintas. Por otra parte casi la
totalidad obras importantes de lingüística textual se detienen más o
menos extensamente en la cuestión de cómo definir el término.
Presentaremos a continuación, extraídas de entre
más de cincuenta que hemos podido
encontrar, varias definiciones que estructuramos
cronológicamente. No es preciso recordar que no se trata de una lista
exhaustiva.
1) Con
«texto» puede designarse todo aquello que es lenguaje en forma comunicativa o
social, es decir, referida al interlocutor
(Schmidt, 1971: 39; citando a Hartmann).
2) Podríamos
definir el texto como el mayor signo lingüístico (Dressler. 1973: 12).
3) «Texto»
es un mensaje objetivado en forma de documento escrito, que consta de
una serie de enunciados unidos mediante diferentes
enlaces de tipo léxico, gramatical
y lógico. Tiene carácter modal bien definido,
orientación pragmática y una adecuada
elaboración literaria (Gal'perin, 1974. 7).
4) El texto
es un sistema de enunciados que se entienden como oraciones actualizadas.
Es producto de la actividad lingüístico-espiritual del hombre, se nos aparece
como
una unidad especial de características semánticas
y estructurales, y cumple funciones
comunicativas en las relaciones humanas, en el
terreno de lo material, la superestructura, y lo espiritual (Sakov,
1974: 13).
5)
Entenderemos por texto... un complejo de signos lingüísticos que muestra al
menos las características siguientes: sucesión de oraciones ordenada,
integrada, finita, continua, construida de acuerdo con las reglas de la
gramática, que el productor (o los varios productores) pretende que sea
semánticamente cerrada, y que proporcionan el desarrollo lineal del
desenvolvimiento de un tema a partir de su núcleo temático (Agricola,
1976: 13).
6) El texto
es la forma primaria de organización en la que se manifiesta el lenguaje
humano. Cuando se produce una comunicación entre
seres humanos (hablada/escrita) es en forma de textos. Como la
comunicación humana es siempre una acción social, el texto es al mismo
tiempo la unidad por medio de la cual se realiza la actividad
lingüística en tanto que actividad social-comunicativa. Un texto es, en
consecuencia, una unidad comunicativa, o sea, una unidad en la que se organiza
la comunicación lingüística (Isenberg, -1976: 54)
7)
Entenderemos por texto un signo lingüístico, es decir, una ordenación de
contenidos
conceptuales como reflejos de hechos y fenómenos
de la realidad, y sucesiones de
sonidos o grafemas, realizada de acuerdo con un
determinado plan de actividad
(reglas de composición del texto o reglas de
desarrollo de un tema) y realizada
mediante las reglas del sistema de la lengua. Todo
texto es, en consecuencia, la
nominación de un determinado suceso, proceso,
hecho, estado o situación de la
realidad, representa una sucesión de enunciados
que refleja los objetos y situaciones
de la realidad y las relaciones realmente
existentes, o potenciales, entre los mismos.
Los textos son resultado de la actividad lingüística
del ser humano. Pero como la
actividad lingüística es una actividad productiva,
creadora, con fines sociales..., todo
texto cumple, conjuntamente con la función de
nominación..., una determinada
función comunicativa. Los aspectos nominativos y
comunicativos están estrechamente relacionados en el texto y se reflejan
de manera específica en la estructura textual (Vichweger, 1976: 197).
8) Desde el
punto de vista de su origen, el texto es producto y obra de la actividad
lingüística «activa» (así como de las actividades
unidas a ella) del ser humano, desde
el punto de vista de su funcionamiento el texto es
objeto de la percepción e interpretación por el receptor. El texto posee
propiedades características para todos los productos humanos con función
social... (Hausenblas, 1977: 147-148).
9)
(Concebimos) el texto como producto del acto del habla, como discurso en el que
se
produce un mensaje y se proyecta una práctica
significante centrada en un aquí ahora
configurado a su vez por un yo que le da origen;
surgirá como vestigio material de la dinámica del conjunto de relaciones
que se establecen y entrecruzan entre los diferentes polos del acto
verbal (Fonseca/Fonseca 1977: 113).
10)... el
texto es un conjunto verbal funcional completo, un «acto de haba"... el
texto es el habla-estructurada y al mismo tiempo el conjunto
comunicativo superior (Kozevniková, 1979: 28. 50).
11) El texto
es una unidad lingüística específica que no puede considerarse sólo como un
conjunto de proposiciones (A. A. Revzin, según Revzina/Srejder, 1979: 175).
Estas once definiciones de texto muestran, a
nuestro parecer, las diferentes tendencias que encontramos en los
diversos practicantes de la disciplina (aunque falten en la presente lista
autores tan destacados como Gindin, Petöfi, T.A. van Dijk, etc.), de
forma que cualquier otra definición podría hacerse coincidir con una o
varias de las presentadas. Por otro lado, no podemos olvidar la
tendencia, manifiesta en época reciente, a considerar imposible, como señalamos
al principio de este capítulo, una definición del texto a priori (en
este sentido, se manifiestan los autores de Problemen der semantischen
Analyse (1977: 369), G. Klimonow (1977: 184) y otros muchos.)
Si analizamos las definiciones presentadas,
veremos que, salvo en el caso de Gal'perin, quien considera texto tan
sólo el escrito de carácter literario, desaparecen las definiciones tradicionales
del tipo de las que vimos en 3.2.1. Pero incluso Gal'perin trasciende la efinición
tradicional, señalando la existencia de elementos
pragmáticos.
El criterio más frecuente en las definiciones que
hemos presentado es que el texto posee una función comunicativa y social
de especial importancia (sobre todo en 1, 4, 6, 7), y que es producto de
la actividad verbal (4, 6, 8, .9, l0); se indica asimismo, el carácter del
texto, como signo lingüístico superior (2, 5, 7). Los diversos autores
ponen de relieve, además, otras
características como son su carácter de unidad
lingüística, su "cierre" semántico/comunicativo, el hecho de
estar formado por un conjunto de oraciones/proposiciones enlazadas, etc. Una
diferencia importante está en que en algunas
definiciones (3, 4, 5) se señala explícitamente que todo texto está
formada por una sucesión de frases, mientras que en las restantes no se hace
mención de ello, pues son otros aspectos los que interesan (recuérdese a este
respecto la distinción entre tipos de lingüística del texto que hicimos
en 1.3).
3.2.3. Texto como unidad comunicativa
Si tomamos los criterios obtenidos de nuestras
once definiciones, tendremos la base de las demás existentes hoy día,
con matices diferentes. Estos criterios (que, según los autores, pueden aparecer
separadamente o en combinación) son los siguientes:
1) texto
como unidad comunicativa
2) texto como (producto de) actividad
3) texto como sucesión de oraciones
4) texto como signo lingüístico,
5) otros criterios (cierre semántico, existencia
de relaciones internas, etc.).
Por regla
general, como ya vimos en el capítulo primero, son los tres primeros criterios
los fundamentales hoy día. Siguiendo las líneas teóricas generales de
que nos valemos en este libro, una definición correcta del texto deberá
ser la que incluya el carácter comunicativo y de actividad del texto.
Como señalamos en el capítulo 2, si consideramos el lenguaje primordialmente
como medio de comunicación, la forma más adecuada de estudiarlo es por
medio de la teoría de la actividad. De forma que los criterios 1) y 2)
no son, en realidad, dos criterios diferentes, sino que se encuentran en
estrecha interdependencia, pues aquí consideramos que la comunicación es una
forma de actividad (social).
No debe pensarse, sin embargo, que con los
criterios indicados podemos llegar a una
definición precisa de texto. Por ejemplo, podemos
proponer una definición del tipo:
«el texto es la unidad comunicativa del lenguaje
que se manifiesta en forma de
sucesión coherente de oraciones."
Para que esta definición fuera válida, tendríamos
que poder especificar el significado de
términos como "unidad", «sucesión de
oraciones», "coherente», etc., lo que de momento no parece del todo
posible.
Posiblemente, y pese a los años transcurridos, el
planteamiento más completo de la
cuestión de cómo definir un texto es el artículo
de Sergej I. Gindin «La unidad ontológica del texto y los tipos de
organización intratextual» (Gindin, 1971b). No podemos extendernos aquí en
un análisis completo de este artículo, pero si debemos poner de relieve algunos
puntos importantes.
En primer lugar, Gindin señala que una definición
del texto sólo es posible "con ayuda de categorías
pragmáticas" (p225; citamos según la paginación de la edición alemana en
Jelitte, ed. 1976). Gindin propone como punto de partida el hecho de que
«texto es aquello que el hablante considera texto o que delimita con
ayuda de signos especiales» (227). De aquí se concluye que es
fundamental en el texto la intención comunicativa del hablante. Es decir, el
texto es precisamente porque el hablante quiere que lo sea; de manera
que desde este punto de vista, texto podrá ser una sola oración o una
sucesión de oraciones, pues la base fundamental de su carácter textual
se encuentra, no en su forma sintáctica superficial sino en la intención
comunicativa del hablante. Por ello mismo señala Gindin que «es difícil
decidir e cada caso concreto si un determinado "fragmento
verbal" es texto, a menos que conozcamos las intenciones, del comunicante,
las disposiciones del receptor y el marco correspondiente de la actividad
verbal... (228). Así pues, «también el concepto de texto unitario y
delimitado se refiere ontológicamente a la pragmática, y sólo puede
caracterizarse mediante categorías pragmáticas" (229).
Ideas muy similares aparecen también en la obra de
Horst Isenberg (crf. la presentación de su modelo textual en 5.5). Y
también se encuentran en la definición que ofrece Pier Marco Bertinetto
(1979: 154):
"un T
(=texto) puede definirse como cualquier secuencia coherente de signos lingüísticos,
producida en forma concreta por un hablante y dotada de una intencionalidad
comunicativa específica y una determinada función cultural."
Cesare
Segre, por su parte (1979: 77-78), señala que la consideración del texto
juntamente con "el contexto pragmático en el que se produjo"
es esencial sobre todo al estudiar los textos hablados,
"especialmente porque en este caso no puede haber duda, no sólo sobre la
mezcla de códigos (verbal, gestual, etc.), sino también sobre la
relación entre los objetos y situaciones reales y su representación
verbal... en los textos escritos la presencia del contexto pragmático es más
vaga..."
Es decir, el texto debe estudiarse en función del
contexto no verbal en que se realiza,
según apuntaba Gindin; y en la definición del
término habremos de tener en cuenta la existencia de ese factor. La
observación de Segre sobre la mayor o menor importancia del contexto no verbal
en los distintos tipos de texto no nos interesa aquí. Baste con indicar que
pese a lo que señala el estudioso italiano, también es posible (y
necesario) considerar los factores pragmáticos que intervienen en un
texto escrito, como veremos en el capítulo 7.
Como vemos, la cuestión de cómo definir un texto
ha de tener en cuenta, de forma muy
primordial, factores no lingüísticos, lo que ya
apuntaba P. Hartmann en 1964 (cfr. definición 1) en 3.2.2), Aquí radica
una de las diferencias entre el «nivel» o la «unidad» texto y la oración, como
veremos más abajo.
3.2.4. –Resumen
Resumiendo lo antes expuesto, podemos decir que en
la definición de texto deberemos
tener en cuenta un conjunto múltiple de factores,
entre los cuales consideramos fundamentales, los siguientes:
1) carácter
comunicativo: actividad,
2) carácter pragmático: intención del hablante,
situación,
3) carácter estructurado: existencia de reglas
propias del nivel textual.
Las demás
características que pueden señalarse son también de gran importancia, pero
pueden considerarse derivadas de las tres
anteriores. Así, el "cierre semántico o comunicativo" es una
consecuencia de la intención, comunicativa, que se vale de las reglas de
estructuración interna del texto.
No podemos ni queremos proponer una definición más
o menos definitiva del texto, en vista de las dificultades que hemos
señalado. Nos limitamos a presentar, más que una definición, un conjunto
de características del texto que nos permitirá trabajar con este término:
«Texto»
es la unidad lingüística comunicativa fundamental, producto de la actividad verbal humana,
que posee siempre carácter social; está caracterizado por su cierre semántico
y comunicativo, así como por su coherencia profunda y superficial,
debida a la intención (comunicativa) del hablante de crear un texto íntegro,
y a su estructuración mediante dos conjuntos de reglas: las propias del nivel
textual y las del sistema de la lengua.
Esperamos que a lo
largo de las páginas de este trabajo queden suficientemente clarificados
los términos que en esta «definición» se utilizan, y que al final del mismo sea
posible confirmar o no la misma.