Sobredosis de alter ego
Pasamos tiempo acomodando amores turbios.
En ese momento, gana cruzada el desmayo.
Sandeces, se tornan sensatas.
Colgamos bolsos,
distraemos miradas íntimas hacia el nuevo paisaje
( hemos perdido más que cosechas )
convenientes apenas contra nosotros mismos.
Pasaría así, tardes y ocasos comparando la justa medida,
las exactas palabras que entran en mi oído.
El silencio que hastías y que tercamente lo quisiera silencio,
repugna,
monta y desmonta un apretado circo.
Finalmente,
al descuido perfecto y cáustico de la hedionda sanidad,
basta apenas una palabra idiota,
para volver al deseo absoluto de abrir caminos,
y huir,
siempre huir,
conforme pueda hacerse a tiempo.
HB
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