03 abril 2012

Un poco de teoría. Macroestructuras. Estructuras Globales - Teun VAN DIJK


Macroestructuras. Estructuras Globales - Teun VAN DIJK

Teun van Dijk Textos adaptados de “Estructuras y funciones del discurso”, México, Siglo XXI, 1980 por Berta Zamudio de Molina y María Eugenia Saifán en “Lingüística del texto. Selección de trabajos”, Ediciones Cursos Universitarios, Buenos Aires, 1992.

Al usar términos como asunto, resultado e idea general o locuciones como lo importante/esencial de lo que se dijo, nos referimos a alguna propiedad del significado o del contenido del discurso. Por lo general, no nos referimos al sentido de las oraciones individuales, sino al del discurso como un todo o de fragmentos más o menos grandes como, por ejemplo, párrafos o capítulos del discurso. Este tema del discurso (o de la conversación) se hará explícito, por lo tanto, en términos de un cierto tipo de estructura semántica. Puesto que tales estructuras semánticas aparentemente no se expresan en oraciones individuales sino en secuencias completas de oraciones, hablaremos de macroestructuras semánticas. Las macroestructuras semánticas son la reconstrucción teórica de nociones como tema o asunto del discurso.

Los usuarios de una lengua pueden asignar un tema o asunto a la mayoría de los discursos. A veces lo hacen produciendo un abstracto del discurso, el cual recoge los temas principales del texto en un resumen.

El término técnico macroestructura da cuenta del contenido global de un discurso; el término microestructura denota la estructura local de un discurso, es decir la estructura de las oraciones y las relaciones de cohesión y de coherencia entre ellas. Ahora bien, diremos que un discurso es coherente sólo si es también coherente en un nivel más global y que esta coherencia se da en cuanto se pueda asignarle un tema o asunto al discurso.

En otras palabras, sólo si nos es posible construir una macroestructura para un discurso puede decirse que ese discurso es coherente globalmente. Debemos respetar el principio semántico básico según el cual el significado del todo debe especificarse en términos de los significados de las partes. Así, si queremos especificar el sentido global de un discurso, tal sentido debe derivarse de los sentidos de las oraciones del discurso, esto es, de la secuencia proposicional que subyace en el discurso.

Por lo antes dicho, hay que definir el tema de un discurso en términos de proposiciones. Como estas proposiciones forman parte de la macroestructura de un discurso, las llamaremos macroproposiciones. Esto no quiere decir que sean un tipo particular de proposición sino sólo que pertenecen a la macroestructura de un discurso y como tales definen el tema o el asunto. Así es que el vínculo entre microestructura y macroestructura debe ser una relación particular entre dos secuencias de proposiciones, es decir, en términos técnicos, una proyección semántica.

A las reglas de proyección semántica las llamaremos macrorreglas. Estas hacen explícita la manera en que se puede derivar el tema o asunto de un discurso, por lo menos en la semántica (gramatical).

Nuestro conocimiento del uso de la lengua nos dice que un discurso no tiene un solo tema o asunto sino posiblemente una secuencia de temas o asuntos, que se expresan también en un resumen del discurso. Esto hace que sea posible tener temas aún más altos, de manera que se obtienen varios niveles de macroestructuras, cada uno derivado del nivel inmediato inferior, por las mismas macrorreglas. De hecho, entonces, es posible tener un tema de un párrafo, de una página o de un capítulo, así como de un libro entero, según el nivel de globalidad que se escoja para caracterizar el contenido del discurso.

MACRORREGLAS

Las macroestructuras son proposiciones y por lo tanto es necesario tener reglas para la proyección semántica que vinculen las proposiciones de las microestructuras textuales con las macroestructuras textuales. Tales reglas se llamarán macrorreglas porque producen macroestructuras textuales. Su función es la de transformar la información semántica. De alguna manera tienen que reducir la información semántica: reducen una secuencia de varias proposiciones a unas pocas o, incluso, a una sola. Esta clase de reducción de información es necesaria para poder comprender, almacenar y reproducir discursos. También es característica de las macrorreglas su naturaleza organizadora.
Las diversas macrorreglas son las siguientes:

1. Supresión

Dada una secuencia de proposiciones las que no sean proposiciones de las proposiciones subsiguientes de la secuencia se suprimen.

2. Generalización

Dada una secuencia de proposiciones, se hace una proposición que contenga un concepto derivado de los conceptos de la secuencia de proposiciones y la proposición así obtenida sustituye a la secuencia original.

3. Construcción

Dada una secuencia de proposiciones, se hace una proposición que denote al mismo hecho denotado por la totalidad de la secuencia de proposiciones y se sustituye la secuencia original por la nueva proposición.

La primera regla nos dice sólo las proposiciones que son textualmente pertinentes, en el sentido que desempeñan un papel en la interpretación de otras oraciones, deben figurar en la descripción de la macroestructura. Las proposiciones suprimidas denotan lo que se llama los detalles del cuento. Esos detalles no son importantes semánticamente para el sentido global, o para el tema del discurso. Por otra parte, el tipo de discurso determina la aplicación de las macrorreglas: lo importante en un cuento puede ser impertinente en un protocolo policíaco que relate los mismos eventos.

La segunda macrorregla, la generalización, nos permite emplear nombres como superconjuntos de varios conjuntos, procedimiento que posibilita construir una proposición en la que se expresa el tema. Tales oraciones se llaman oraciones temáticas o tópicas. Su función es la de señalar el probable tema del resto del discurso. Una de las condiciones de la generalización es que debe ser mínima: no se toman conceptos generales arbitrariamente sino superconceptos inmediatos.

La restricción más general en cuanto ésta y otras macrorreglas es que no se puede suprimir información que formará presuposiciones para la interpretación del resto del discurso. La información eliminada tanto en la supresión como en la generalización es irrecuperable. Las macroestructuras obtenidas de esta manera definen un conjunto de discursos posibles, es decir, de todos los discursos que tienen un mismo tema global.

Con la tercera regla, la construcción, derivamos una proposición que implícitamente contiene la información abstraída en la aplicación de la regla, porque ella forma parte de nuestro conocimiento del mundo. Esta regla nos permite suprimir únicamente aquellos detalles que pertenezcan convencionalmente al episodio de la acción global.

Una macroestructura derivada por medio de macrorreglas es una secuencia de proposiciones. Tal secuencia debe ser coherente satisfaciendo las condiciones normales de la coherencia lineal. Si es posible construir macroproposiciones más generales, podemos volver a aplicar las macrorreglas y construir una macroestructura de más alto nivel.

En cuanto al orden en la aplicación de las macrorreglas deben considerarse los siguientes aspectos. Para la construcción se requieren todos los detalles para obtener una macroproposición, por ello tal vez se debiera aplicar esta regla primero. Después, la supresión, para eliminar aquellos detalles que ya no son pertinentes para el resto del discurso, pero que pueden ser incluidos en una proposición generalizada. Y si se quiere resumir aún más se aplicará la regla de la generalización. En la práctica no todo usuario de la lengua aplicará las reglas de la misma manera. Cada lector u oyente encontrará pertinentes diferentes aspectos del mismo texto, según los intereses, deseos, conocimientos, normas y valores del usuario; éstos en conjunto definen el estado cognoscitivo contextual particular al usuario de una lengua en el momento que interpreta el texto.

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