Macroestructuras. Estructuras
Globales - Teun VAN DIJK
Teun van Dijk Textos adaptados de “Estructuras y funciones del discurso”, México, Siglo
XXI, 1980 por Berta Zamudio de Molina y María Eugenia Saifán en “Lingüística
del texto. Selección de trabajos”, Ediciones Cursos Universitarios, Buenos
Aires, 1992.
Al usar términos como asunto,
resultado e idea general o locuciones como lo importante/esencial de lo que se
dijo, nos referimos a alguna propiedad del significado o del contenido del
discurso. Por lo general, no nos referimos al sentido de las oraciones
individuales, sino al del discurso como un todo o de fragmentos más o menos
grandes como, por ejemplo, párrafos o capítulos del discurso. Este tema del
discurso (o de la conversación) se hará explícito, por lo tanto, en términos de
un cierto tipo de estructura semántica. Puesto que tales estructuras semánticas
aparentemente no se expresan en oraciones individuales sino en secuencias
completas de oraciones, hablaremos de macroestructuras semánticas. Las macroestructuras semánticas son la
reconstrucción teórica de nociones como tema o asunto del discurso.
Los usuarios de una lengua pueden
asignar un tema o asunto a la mayoría de los discursos. A veces lo hacen
produciendo un abstracto del discurso, el cual recoge los temas principales del
texto en un resumen.
El término técnico macroestructura da cuenta del contenido global de un
discurso; el término microestructura
denota la estructura local de un discurso, es decir la estructura de las
oraciones y las relaciones de cohesión y de coherencia entre ellas. Ahora bien,
diremos que un discurso es coherente sólo si es también coherente en un nivel
más global y que esta coherencia se da en cuanto se pueda asignarle un tema o
asunto al discurso.
En otras palabras, sólo si nos es
posible construir una macroestructura para un discurso puede decirse que ese
discurso es coherente globalmente. Debemos respetar el principio semántico
básico según el cual el significado del todo debe especificarse en términos de
los significados de las partes. Así, si queremos especificar el sentido global
de un discurso, tal sentido debe derivarse de los sentidos de las oraciones del
discurso, esto es, de la secuencia proposicional que subyace en el discurso.
Por lo antes dicho, hay que definir
el tema de un discurso en términos de proposiciones. Como estas proposiciones
forman parte de la macroestructura de un discurso, las llamaremos
macroproposiciones. Esto no quiere decir que sean un tipo particular de
proposición sino sólo que pertenecen a la macroestructura de un discurso y como
tales definen el tema o el asunto. Así es que el vínculo entre microestructura
y macroestructura debe ser una relación particular entre dos secuencias de
proposiciones, es decir, en términos técnicos, una proyección semántica.
A las reglas de proyección semántica
las llamaremos macrorreglas. Estas hacen explícita la manera en que se puede
derivar el tema o asunto de un discurso, por lo menos en la semántica
(gramatical).
Nuestro conocimiento del uso de la
lengua nos dice que un discurso no tiene un solo tema o asunto sino
posiblemente una secuencia de temas o asuntos, que se expresan también en un
resumen del discurso. Esto hace que sea posible tener temas aún más altos, de
manera que se obtienen varios niveles de macroestructuras, cada uno derivado
del nivel inmediato inferior, por las mismas macrorreglas. De hecho, entonces,
es posible tener un tema de un párrafo, de una página o de un capítulo, así
como de un libro entero, según el nivel de globalidad que se escoja para
caracterizar el contenido del discurso.
MACRORREGLAS
Las macroestructuras son proposiciones y por lo tanto es necesario tener reglas para la
proyección semántica que vinculen las proposiciones de las microestructuras
textuales con las macroestructuras textuales. Tales reglas se llamarán
macrorreglas porque producen macroestructuras textuales. Su función es la de
transformar la información semántica. De alguna manera tienen que reducir la
información semántica: reducen una secuencia de varias proposiciones a unas
pocas o, incluso, a una sola. Esta clase de reducción de información es
necesaria para poder comprender, almacenar y reproducir discursos. También es
característica de las macrorreglas su naturaleza organizadora.
Las diversas macrorreglas son las siguientes:
1. Supresión
Dada una secuencia de proposiciones
las que no sean proposiciones de las proposiciones subsiguientes de la
secuencia se suprimen.
2. Generalización
Dada una secuencia
de proposiciones, se hace una proposición que contenga un concepto derivado de
los conceptos de la secuencia de proposiciones y la proposición así obtenida
sustituye a la secuencia original.
3. Construcción
Dada una secuencia
de proposiciones, se hace una proposición que denote al mismo hecho denotado
por la totalidad de la secuencia de proposiciones y se sustituye la secuencia
original por la nueva proposición.
La primera regla nos dice sólo las
proposiciones que son textualmente pertinentes, en el sentido que desempeñan un
papel en la interpretación de otras oraciones, deben figurar en la descripción
de la macroestructura. Las proposiciones suprimidas denotan lo que se llama los
detalles del cuento. Esos detalles no son importantes semánticamente para el
sentido global, o para el tema del discurso. Por otra parte, el tipo de
discurso determina la aplicación de las macrorreglas: lo importante en un
cuento puede ser impertinente en un protocolo policíaco que relate los mismos
eventos.
La segunda macrorregla, la
generalización, nos permite emplear nombres como superconjuntos de varios
conjuntos, procedimiento que posibilita construir una proposición en la que se
expresa el tema. Tales oraciones se llaman oraciones temáticas o tópicas. Su
función es la de señalar el probable tema del resto del discurso. Una de las
condiciones de la generalización es que debe ser mínima: no se toman conceptos
generales arbitrariamente sino superconceptos inmediatos.
La restricción más general en cuanto
ésta y otras macrorreglas es que no se puede suprimir información que formará
presuposiciones para la interpretación del resto del discurso. La información
eliminada tanto en la supresión como en la generalización es irrecuperable. Las
macroestructuras obtenidas de esta manera definen un conjunto de discursos
posibles, es decir, de todos los discursos que tienen un mismo tema global.
Con la tercera regla, la
construcción, derivamos una proposición que implícitamente contiene la
información abstraída en la aplicación de la regla, porque ella forma parte de
nuestro conocimiento del mundo. Esta regla nos permite suprimir únicamente
aquellos detalles que pertenezcan convencionalmente al episodio de la acción
global.
Una macroestructura derivada por
medio de macrorreglas es una secuencia de proposiciones. Tal secuencia debe ser
coherente satisfaciendo las condiciones normales de la coherencia lineal. Si es
posible construir macroproposiciones más generales, podemos volver a aplicar
las macrorreglas y construir una macroestructura de más alto nivel.
En cuanto al orden en la aplicación
de las macrorreglas deben considerarse los siguientes aspectos. Para la
construcción se requieren todos los detalles para obtener una macroproposición,
por ello tal vez se debiera aplicar esta regla primero. Después, la supresión,
para eliminar aquellos detalles que ya no son pertinentes para el resto del
discurso, pero que pueden ser incluidos en una proposición generalizada. Y si
se quiere resumir aún más se aplicará la regla de la generalización. En la
práctica no todo usuario de la lengua aplicará las reglas de la misma manera.
Cada lector u oyente encontrará pertinentes diferentes aspectos del mismo
texto, según los intereses, deseos, conocimientos, normas y valores del usuario;
éstos en conjunto definen el estado cognoscitivo contextual particular al
usuario de una lengua en el momento que interpreta el texto.
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